apoltrónate

éste es un blog de buena fe: no busco ningún fin trascendental, sino algo privado y familiar. tampoco me propongo prestar ningún servicio ni trabajo para mi gloria: mis fuerzas no realizarían tal deseo. lo dedico a mi gente (en la sangre y en el afecto) para que pueda encontrar aquí rasgos de mi condición y humor. quiero mostrarme en mi manera de ser, porque soy yo mismo a quien pinto. mis defectos, mis imperfecciones y mi manera de ser se reflejarán aquí de la cabeza a los pies, del cerebro al corazón. si resultara válido, me habría pintado de cuerpo entero y completamente desnudo, pero para eso hay otros lugares. sépase que soy el contenido de mi blog, sin que esto sea válida razón para que emplees tu vagar en un asunto tan frívolo y tan baladí.

martes, 7 de mayo de 2013

historias tontas xii

Nadie se tomó a mal que dejáramos de escribirnos... o al menos eso pareció.
Ya a esas alturas, éramos más que conscientes de que la comunicación, nuestra comunicación, iba más allá de las palabras.
Estábamos conscientes, también, de las posibilidades expresivas del silencio, nuestro silencio: impotencia, tedio, laissez faire, spleen, indiferencia.
Y algo otro de lo que también estábamos conscientes, era de que cuando volviéramos a encontrarnos, tendríamos que aceptar, e incluso confesar, que, en efecto, nada había pasado... si acaso el tiempo.

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