apoltrónate

éste es un blog de buena fe: no busco ningún fin trascendental, sino algo privado y familiar. tampoco me propongo prestar ningún servicio ni trabajo para mi gloria: mis fuerzas no realizarían tal deseo. lo dedico a mi gente (en la sangre y en el afecto) para que pueda encontrar aquí rasgos de mi condición y humor. quiero mostrarme en mi manera de ser, porque soy yo mismo a quien pinto. mis defectos, mis imperfecciones y mi manera de ser se reflejarán aquí de la cabeza a los pies, del cerebro al corazón. si resultara válido, me habría pintado de cuerpo entero y completamente desnudo, pero para eso hay otros lugares. sépase que soy el contenido de mi blog, sin que esto sea válida razón para que emplees tu vagar en un asunto tan frívolo y tan baladí.

jueves, 5 de mayo de 2011

Curiosidad amistosa...

Luego hay épocas así…
Ya Agustín había comenzado con ese tipo de preguntas: “¿Por qué no escribes [trabajos académicos, que conste]? ¿Por qué no publicas [trabajos académicos, que conste]?” Y yo, como es costumbre, apenas si pude balbucear un intento ya no de explicación, sino de justificación…
Luego le llegó el turno a Alejandro Higashi: “¿Qué? No piensas publicar tu tesis?” Y ahí sí, la pregunta salió contraproducente a favor mío, o quien sabe: “Bueno, lo he pensado, pero, como siempre, tengo dudas… a propósito… ¿por qué no te la llevas, la lees cuando tengas tiempo y la comentamos, como hacíamos antes, años atrás, lustros atrás…” [y ya me callé, porque ya son tantos años…]. Y que se lleva la tesis y que el otro día nos comunicamos y que me dice que ya hay que vernos pronto para comentarla… Eso me saco por dársela… ya me dio nervio…

Días después, con la visita de Paco Cobos, mientras caminábamos por la Condesa, primero, y ya luego sentados bebiendo algo refrescante salió con una variante de las dos preguntas anteriores: “¿Cómo va lo de Sólo el humo permanece?” Y yo, de haber estado en casa, habría contestado que iba a calentar más tortillas, porque sólo pude comentarle dos escenas de la novela y la dificultad que tengo para escribirlas, porque ese trío de tres personajes se me escabullen como casi le pasa a Françoise Sagan con aquello de Des bleus à l'âme

Anoche, en un chaleo por feisbuc, mi dilecto amigo Carlos Pacheco, de apellido, me pregunta que por qué no había publicado nada en los Delirios de Diva, y yo de «  eeeeerrrrrrr…  bla bla bla »

¿Por qué vienen a perturbar el lago tranquilo que soy yo ?

Ahora no sé por qué, pero a partir de esas preguntas impertinentes me puse a buscar notas acerca de la obra de mis mujeres, a pensar ante quienes dirigirme para proponer lo de la tesis, a hurgar en los muchos cuadernos donde pongo lo de la novela… y a tecletear esto mientras trato de jalar el ánimo para arriba, con una copa de Nebbiolo y la excitación que me da haber encontrado un libro que se antoja lindo (Modernism. The Lure of Heresy), mientras paso las últimas hojas de la novela de F. Sagan citada arriba, mientras pienso que quizás tengan razón y deba dedicarme más a la escritura, de lo que sea y mientras pienso que tal vez sí, que ahora sí pueden venir los tigres…

Voy a calentar más tortillas.