apoltrónate

éste es un blog de buena fe: no busco ningún fin trascendental, sino algo privado y familiar. tampoco me propongo prestar ningún servicio ni trabajo para mi gloria: mis fuerzas no realizarían tal deseo. lo dedico a mi gente (en la sangre y en el afecto) para que pueda encontrar aquí rasgos de mi condición y humor. quiero mostrarme en mi manera de ser, porque soy yo mismo a quien pinto. mis defectos, mis imperfecciones y mi manera de ser se reflejarán aquí de la cabeza a los pies, del cerebro al corazón. si resultara válido, me habría pintado de cuerpo entero y completamente desnudo, pero para eso hay otros lugares. sépase que soy el contenido de mi blog, sin que esto sea válida razón para que emplees tu vagar en un asunto tan frívolo y tan baladí.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Escándalo a nivel internacional...

- ¿Qué tal de carnaval? Diles que no puedo ir a mi coronación, pero que de todos modos lo hagan.
- Consolé a tu público con la promesa que estarías esta Semana Santa con ellos, para ser la Virgen María. Quedaron muy satisfechos, sobre todo porque el personaje es más adecuado a lo que para ellos representas. ¿Cómo has estado?- Eres un amor. Gracias. Todo bien. Escribiendo, drogándome, cogiendo y bebiendo mucho... No tanto como Inés, pero, bien, gracias.



(AP, 16 de Marzo de 2007). Lo anterior, es tan sólo un fragmento de una conversación entre Olga Zana y su amiga Cora Lee Jo, llevada a cabo durante los festejos del Carnaval de este año. Una fuente anónima fue quien realizó el scanner de esta conversación teléfonica vía teléfono celular. Se dice que ni Cristina Saralegui y Oprah Winfrey juntas han podido reunir la cantidad que se pide para entregar la conversación en su totalidad. Por ese mismo fragmento, se ha desatado un huracán de rumores acerca de la célebre Olga Zana, quien se ha negado a proporcionar cualquier información al respecto y sólo ha contestado mostrando su dedo medio a los medios informativos. Otra fuente, que pidió ser conservada en el anonimato, considera que el hecho de que esta información se haya hecho pública, debe ser atribuido a Cora Lee Jo, “siempre ansiosa de figurar en la prensa del corazón y en los reality shows”.
Fuentes periodísticas fiables aseguran que este fragmento es el menos escandaloso de esa conversación telefónica entre las dos personalidades. Diversas asociaciones religiosas han expresado su inconformidad e, incluso, altos jerarcas eclesiásticos han declarado que ese acto rebasa los límites de la herejía y han llegado a lamentar que la Santa Inquisición haya sido suspendida.
El escándalo aumentó luego que Olga Zana fue vista saliendo de una tienda de artículos religiosos. Aunque se ha intentado entrevistar a las amistades cercanas a la Zana, muy distintas causas han impedido que dicha intención fructifique, toda vez que, por ejemplo, cuando algunas fuentes informativas lograron acercarse a Inés P. Rada, se toparon con un balbuceo de frases incoherentes por parte de Inés, quien evidentemente se encontraba bajo el influjo de ciertas sustancias que aniquilan en su totalidad la locuacidad y el vitriolo con que esta mujer suele salir de cualquier trance que se le presente. Por si esto fuera poco, la innegable expresión de sexualidad satisfecha, junto con los restos olfativos y gelatinosos de determinados fluidos seminales, alejaron de Inés a los representantes de la prensa.
La pregunta que todo mundo hace se refiere a si Olga Zana será capaz de personificar a la Virgen María en el Viacrucis del Viernes Santo. Trataremos de mantener informados a nuestros lectores.

lunes, 28 de noviembre de 2011

bustos de á y a surfeando en carruaje mantrasísmico

- ¿envejecí?
- ¿y quién no?
- los que se murieron; ésos no...

domingo, 20 de noviembre de 2011

Del Padre Montejano (y otras historias)

Por no hacer mudanza en mi costumbre, comenzaré hablando desde las ramas: para el puente del 20 de noviembre, fui a Ese Lugar y me la pasé en casa de mis padres. Pensé en llamarle al P. Montejano, pero sólo quedó en eso. Pasado el puente, y ya en el Colmox, al salir de una clase, estaba Griselda Rayón, la secretaria del CELL, esperándome afuera del salón, con cara de afligida y con un recado telefónico de Vannia, mi hermano: “Que falleció el P. Montejano…” y yo me quedé pensando que qué malo y que, habría dicho mi ahora difunta abuela: “tuvo una muerte muy bonita, sin cama ni nada”. Y es que no pude pensar en la muerte del P. Peñalosa, pero eso es otra historia muy otra.
Traté poco al padre, pero el trato siempre fue respetuoso de su parte y, en varias ocasiones, ejemplo de moral y de caballerosidad. Cito ahora unas cuantas anécdotas que presentan diversas facetas de su manera de ser.
1.       Nos conocimos, en persona, en el Arzobispado, en Ese Lugar. Iba yo acompañando al P. Peñalosa y tuvimos que pasar a no sé qué y ahí andaba la crema y nata del lugar, porque estaban desde D. Arturo Szymanzki, hasta el P. Dip y creo que el P. Andrés Estrada. Total, que al momento de presentarnos, me dijo “Ah, eres el que estudia letras en Xalapa… bla bla bla. Nomás una cosa te digo: cuidado y te hagas uno de esos piojosos marxistas, porque nomás empiezan a leer y se les meten ideas raras… ya ves lo que pasó con [David] Ojeda y todos los demás” [Esto lo dijo delante del P. Peñalosa, quien hizo que la virgen le hablaba]. Bla bla bla, me invitó a ir a su casa al día siguiente, porque fue en ese rato cuando se habló de que hiciera yo mi tesis de licenciatura, acerca del teatro de Manuel José Othón, idea que acepté con una condición: “Si ustedes dos [Peñalosa y Montejano] me ayudan, acepto. Si no, sigo con mi otro plan de tesis…”.
2.       Al día siguiente fui a casa del P. Montejano, donde me recibió en su estudio, lleno de cajas de zapatos que estaban llenas de tarjetas y más tarjetas. Me entregó algo tipo cartapacio, que contenía lo que él había recopilado del teatro de Othón: una buena parte. Hablamos unos cuantos minutos y me dijo: “Tengo que salir, pero te dejo ESO. Si te interesa trabajar con lo del teatro de Othón, quédatelo… si no, nada más te pido que me lo regreses”. Cierto que tenía yo el aval del P. Peñalosa, pero… me quedé pensando que qué detalle el suyo, el de entregarle así como así un archivo de esa naturaleza a un perfecto desconocido…
3.       Una vez que se supo que lo de la Lic. en Letras no se abriría (que fue cuando me regresaron a Ese Lugar con el pretexto de que iban a poner Humanidades en la universidad de ahí), ambos padres expresaron su preocupación ante mi futuro laboral y académico… y cada uno lo resolvió a su modo. Peñalosa me llevó a trabajar al Hogar del Niño… a dar clase de civismo y de inglés… ah, y de Historia de México (con un “sueldo”, en ese momento, de pocos pesos por hora de clase). También me mandó al Seminario a dar clase de redacción y luego me dejó su taller en la Universidad. No se crea que lo hizo de manera desinteresada, sino que luego se lo cobró a lo chino (véase en parte la anécdota que va luego de ésta… que no fue todo lo que hizo) pero esto es una historia muy otra que, en definitiva, rompió todo lazo amistoso y magisterial que hubo entre Peñalosa y yo. El P. Montejano, en cambio, me propuso que me fuera a la preparatoria del Motolinía, a dar clase de Literatura y Redacción, lo que bla bla bla, originó la furia de Peñalosa, quien acababa de salir de uno de sus prolongados episodios agónicos (que tanto le costaron a la Universidad, a gobierno del estado y a la curia potosina)… y con el berrinche que me hizo, me dije que mejor no me iba al Motolinía… Cuando se lo comenté a Montejano, el hombre me vio con una mirada como la del dragón que tiene Sta. Marta a sus pies, se llevó las manos a la nariz, miró fijamente a la pared y me dijo: “NO te hagas ESO, muchacho… ¿ves por qué te he dicho que mi homólogo es un tirano? Él sólo ve para su santo. Sé que tú lo estimas y le tienes cariño y respeto, pero también hay que ver que él ya va de salida y tú apenas comienzas… No es justo y por eso tenemos los problemas que tenemos, porque él nunca ha querido que nadie le haga sombra… Bla bla bla. Yo no te voy a decir qué hagas. Si no quieres irte al Motolinía, adelante, sólo te recomiendo que pienses en ti y en tu futuro”.
4.       Poco tiempo después de esto, y cuando sucedió lo de las obras completas de Othón, publicadas por el FCE, como casi nadie sabe (porque me quedé callado por respeto), el P.  Peñalosa “se apropió” de mi investigación del teatro de Othón y mi crédito ni siquiera aparece en el índice, sino al terminar la magra introducción que me dejaron poner (¿o que me dejó poner el P. Peñalosa? A estas alturas de la vida, sigo sin saberlo). La gran mayoría de las personas que se enteraron en ese momento, dijeron y dijeron, pero el único que tuvo el valor de decirle algo a Peñalosa fue él: “Peñalosa: ESO que usted hizo con el trabajo de Álvaro NO es correcto ni moral ni académicamente hablando; en el primer caso, por su investidura sacerdotal y por su sitio en la jerarquía; en lo otro, porque a eso se le llama plagio”. Cuando me contó esto el P. Montejano, estaba que bailaba de coraje y me dijo: “¿Y qué crees que me dijo el muy cínico?: ‘¿Y eso qué? Álvaro es un desconocido’. Eso no se vale, muchacho, y voy a hablar con el Arzobispo de eso”. Si habló o no, no lo sé… Pero poco después de eso, el P. Peñalosa me dijo: “No, si te llevas muy bien con Montejano. Si luego hasta te defiende…”, a lo que contesté: “¿De qué, padre? ¿Es que hay alguien que me ataque?”.
5.       Cuando gracias a la insistencia de Alejandro Higashi decidí probar suerte en el Colmox, fui con Montejano a que me diera una de las dos cartas de recomendación que necesitaba para entrar ahí. Con Peñalosa, ni pensarlo, porque cuando le comenté que quería estudiar en el Colmox, me dijo que no era bueno ser tan ambicioso… La actitud de Montejano fue muy distinta: “Ah, desgraciado… con que te quieres largar… Me da gusto y me da tristeza, pero, ¿qué otra cosa puedo hacer? Si uno mismo les da alas, mal se vería que no los dejara uno usarlas o que se las cortara… Está bien, lárgate… pero regresas, ¿eh, infeliz? que aquí nos haces mucha falta”.
6.       Luego de terminar lo del Colmox, me mandaron a Estados Unidos y al terminar mi estancia allí, volví a Ese Lugar, en parte, porque andaba con una depresión moderada que no me dejaba pensar claramente y, en parte, porque recordaba el “sí” que le había dicho al P. Montejano luego de lo que me dijo en el punto anterior. Pero cuando empezaron a cancelarme citas y a no contestar llamadas por parte de la universidad de Ese Lugar, me di cuenta de que mi sitio estaba en otra parte. Cierto que me propusieron que fuera al Colegio de San Luis, pero ni el trabajo me tomé, porque sabía que gracias a mi amistad con el P. Montejano, mis comentarios en el periódico y en algunas presentaciones de libros y en reuniones de café, las puertas de esa institución estaban más que cerradas para mí…

miércoles, 5 de octubre de 2011

¿Qué libro te trae un recuerdo lindo?

La historia está así esta vez: recibí un tweet de la biblioteca del Tec, con una pregunta muy, muy directa: “¿Qué libro te trae un recuerdo lindo?”, y la respuesta no tardó nada en llegar: Heidi, de Joana Spyri, aunque podría haber sido combinado con Amanecer, de Patricia Cox. En ambos casos, se trata de mis primeros libros: el comprado y el leído…
En casa de mis padres, a diferencia de otras que frecuentaba en aquellos ayeres de cuando no pasaba de los 10 años, había libros y revistas… o más que revistas, habría que decir que lo que abundaba era el Reader’s Digest, en español y en inglés (no sé por qué había en inglés, y de los primeros años de publicación, toda vez que mis padres no manejan ese idioma…).
Recién comenzaba a leer, cuando me topé con Amanecer, que me intrigó por unos dibujitos que traía y porque de verdad constituía un reto para practicar la lectura. Recuerdo que se trata de la narración de diversas etapas de la vida de una niña. Una de las imágenes que más recuerdo es cuando se describe la procesión silente durante un Viernes Santo. En aquellos ayeres (debí de haber andado por los seis años, cuando mucho), leer eso me provocó un miedo… pero seguí leyendo. Con el tiempo, el libro desapareció, para volver a aparecer años después y ahora lo tengo en la biblioteca de La Fortaleza de la Soledad. No he vuelto a abrirlo porque, la verdad, tengo miedo al desencanto… pero ahí está y tal vez, tal vez, algún día vuelva a verlo… a leerlo.
Heidi fue el primer personaje del que me volví fan: veía la teleserie, compraba el comic y… hasta mi mantelito para la mesa tuve. Me encantaba la historia y cada semana me la vivía entre el placer y el tormento, porque, quienes la conozcan, sabrán que va de los momentos más tiernos como la relación entre Heidi y el abuelo (el viejo Hessen, le decían), como la angustia inenarrable cuando la tía Dete se lleva a Heidi a Frankfurt, o bien, cuando el señor Straal quiere matar a Copo de Nieve, la cabrita que no podía crecer… de verdad que me la vivía con el estómago hecho un nudo… esperar los avances semanales era too much para mi claroscuro y tierno pensamiento…
Para colmo, una tarde, de paseo con mis padres, vi en Galerías Carrillo, un libro con la novela completa. Le pedí a mi padre que me lo comprara… y se negó. Me dijo que ahorrara y lo comprara yo con mi propio dinero. Plan con maña el de mi progenitor, toda vez que sabía que la mayor parte de mi dinero lo invertía en comprar Lágrimas, Risas y Amor y Kalimán, por citar sólo dos de los folletines que fueron motivo de mil y un discusiones, regaños y castigos de mis padres hacia mí. Bien mirado, aquello fue un reto del que salí airoso, gracias a la ayuda y complicidad de mi hermano Vannia, a quien no sé cómo engatusé para que me ayudara a comprar parte de los folletines, mientras yo juntaba dinero para comprar MI Heidi.
La tarde que fui a comprar el libro… seguro que parecía una gelatina, del nervio, además que el dueño de la tienda era muy seco, como el abuelo de Heidi… pero, con nervio y todo, me armé de valor y leí la novela, casi creo que de un solo tirón. Mi alma descansó cuando pude darme cuenta de que todo terminaba bien para Heidi, para Pedro, para Copo de Nieve… e incluso para Clarita… ¡Puf!
A diferencia del de Patricia Cox, no conservo ese libro, dada la mala calidad con que fue elaborado: no era cosido, sino pegado, y tal vez ni con pegamento para libros, sino con engrudo para piñatas, porque sin ser temporada otoño-invierno, perdió las hojas con la misma facilidad con la que pierdo la concentración en clase cuando mis estudiantes están haciendo cualquier otra cosa que no sea poner atención… y ahora, cada que voy a Donceles o a cualquier otra librería de viejo, llevo en mi corazón la esperanza de hallar justo ESA edición.
Algo me dice que no he de morir sin encontrarla…

viernes, 9 de septiembre de 2011

bustos de á y a escribiendo en pasaje metafísico

-- ¿Tienes pluma con tinta negra?
-- Sí, pero antes de que la uses, deja la clavo en mi corazón, para que salga más negra.

viernes, 5 de agosto de 2011

bustos de á y a conversando en paisaje metafísico

-- y hablamos de algo que no se va con el viento...
-- ni con el tiempo.

domingo, 31 de julio de 2011

Yo, Ignacio



Tomad, Señor:

recibid toda mi libertad, mi memoria,

mi entendimiento y mi voluntad,

todo mi haber y mi poseer.

Vos me lo distéis; a Vos, Señor, lo torno:

todo es Vuestro.

Disponed de todo a Vuestra Voluntad.

Dadme Vuestro Amor y Gracia,

que esto me basta.

domingo, 24 de julio de 2011

Pobre Gorda

Camino a casa, con ganas de llegar as soon as possible, para escuchar La Adquisición (Bring Ya to the Brink, de Cyndi Lauper, publicado en 2008), mientras pienso en el regalo recibido (The Suburbs y Scenes from The Suburbs, de Arcade Fire, publicado en 2010) y en el regalo para dar (Memphis Blues, también de Cyndi Lauper, publicado también en 2010), mientras en las orejeras escucho "Guillermine", de La Buena Vida.
De pronto el suelo se cimbra. ¿Tiembla? Miro arriba, miro abajo, miro a un lado y miro al otro. No, no, para nada... pero siento que tiembla. No tardo mucho en vislumbrar el origen de todo eso: una gorda. La Gorda, que corre como si le hubieran dicho que la última dona del 7 Eleven de la esquina es también la última dona del mundo. Calculo que cada uno de sus senos pesa 40 kilos, mientras miro cómo se balancean... como si midieran en breves instantes todos los segundos transcurridos desde el Big Bang hasta la tarde del día de hoy...
Pero La Gorda grita... o intenta hacerlo. Se ve que el esfuerzo empleado en correr la ha puesto mal... pero no ceja en su empresa. Algo dice, pero a veces se come las vocales, a veces las consonantes. Retiembla en su centro la tierra, mientras sus pechos oscilan de derecha a izquierda, de izquierda a derecha, de arriba a abajo, de abajo a arriba... y el chiste pierde su gracia: corre (muy detrás, valga decirlo), de una perrita peluda de color blanco, que ignora a La Gorda como Dios lo hace con quienes no madrugan.
La Perrita Peluda de Color Blanco está a punto de cruzar una calle tan transitada como peligrosa. La cara de La Gorda se desfigura entre la angustia y el esfuerzo. Repentinamente, un ángel (que eso debió haber sido), en cuerpo de señora metiche, intercepta a La Perrita Peluda de Color Blanco, que salta ante lo que seguro considera un ataque hacia su integridad canina, realiza un salto mortal y continúa corriendo, pero en dirección opuesta a la de la Señora Metiche y hacia La Gorda, quien abre sus rollizos brazos en una postura semejante a la que enmarca la frase "Dejad que los niños vengan a mí...".
Segundos después, La Perrita Peluda de Color Blanco mira al mundo circundante con sus asustados ojillos a punto de salirse de sus órbitas: tan efusivo es el abrazo que le da La Gorda, quien no mide las consecuencias de sus actos (triste destino del animal: morir atropellado o entre los brazos de su ama): "¡No vuelvas a hacer eso!", le dice entre jadeos, pero con las vocales y las consonantes en su lugar. Bordeo la circunferencia de La Gorda y sigo mi rumbo, no sin antes sonreírle.
Metros más adelante, encuentro un huarache (no una zapatilla de cristal), que supongo pertenece a La Gorda, momentáneamente metamorfoseada en una Cenicienta del Siglo XXI. Caballero que soy (y como aquel otro, de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la casa), recojo la chancla y se la entrego a su dueña, quien entre jadeantes sonrisas me dice: "¡Gracias, pero ya está rota!", a lo que contesto: "Mejor que se haya roto la chancla y no tu corazón... ¡imagínate que no hubieras alcanzado a la perrita!", lo que hace que se le razen los ojitos y dice: "¡Cállate! Si la recogimos de la calle...".
No cabe duda, pienso mientras prosigo mi camino a casa (de ésa de la que soy amigo): "la cabra tira al monte...".

viernes, 15 de julio de 2011

hay días así...

Hay días así: el último viernes de las vacaciones y el gato, desconocedor del asunto, se levanta a las 7:30 y empieza a maullar para que le abra la puerta. La abro y aprovecho para beber agua e ir al baño y volver a la cama. “Seguro que ya no me dormiré”, pienso yo, pero al cabo de un rato me despierto para ver que son las 9:40: too late for someone like me.
Hay días así: me visto para ir a comprar el jugo y coincido con Agustín, quien se pone a preparar el café. No desayunamos y preferimos conversar, una vez más, sobre la estancia en X y otros temas. Se va al gimnasio y yo me quedo a considerar algunos aspectos del cambio de look para la temporada verano-otoño. “Tengo que ir a cortarme el cabello”, pienso yo, mientras repaso parte de las actividades intelectuales y espirituales a que me dediqué durante las dos semanas de vacaciones. Meeting avec Non Toxic horas más tarde… no muchas horas más tarde.
Hay días así: Agustín vuelve del gym, platicamos un rato más. En el inter me doy cuenta de que tengo mail de mi amigui de amiguis Jes Locke: vaya noticias. Comento dos tres con Agustín  y nos vamos a la calle, cada quien a sus asuntos. Para esto, ya tengo horas de comunicación ininterrumpida con Óscar Gabriel . Veo por ahí a JC (su avistamiento me hace pensar que será un buen día) y pienso en que igual y nos vemos más tarde pero, diría la Dobermansky “mejor no, mejor no”. Camino rumbo al metro, pensando en los cinco puntos que debo tratar avec Non Toxic: las piedras, rodando se encuentran.
Hay días así: tengo miedo de que pueda llover, como ayer, y que me empape, como ayer, pero el sol brilla en Coyoacán, porque en Coyoacán you can. What is it what you can in Coyoacán? I can’t tell you but I know that you can. Luego de cortarme el cabello y de ver a NT, pasamos a comprar algunos materiales para algunos proyectos gráficos que tengo en mente. Dilema ético: yo quiero tostadas del mercado de coyo, pero NT quiere quesadillas. No se conmueve cuando le digo que apenas el domingo fui a comer ahí.
Hay días así: el habla es nuestro tema principal y de eso hablamos: el habla sí y el habla no y lo que hablé con JLMS en X y lo que me ayudó a estructurar y a desestructurar y a configurar. Repaso obligatorio de los Ejercicios de San ignacio. Nos despedimos, con una tranquilidad que raya en la ataraxia. Paso veloz a Centro Coyoacán, porque la nube negra que cubre el cielo es más oscura y densa que los pronósticos sobre mi estado de salud hace tres semanas.
Hay días así: el otro día, en compañía del Emo de Clóset, me rociaron en una muñeca la loción de sándalo de Crabtree and Evelyn, que ese día y los posteriores me arrepentí de no haber comprado: ese aroma fue para mí abrir una compuerta de la infancia, pero eso es otra historia, es otra entrada del huevlog. Tenía que pasar a comprarla, nada más eso, por favor, sí. Qué aroma…
Hay días así: paso a buscar jarabe de naranja, pero nadie sabe lo que es eso y mejor compro licor de naranja, que de eso sí se sabe cuando pregunto por el producto. Se me pega una botella de vodka y camino por la calle y abordo el metro con esa sensación de tranquilidad rayana en la ataraxia que lleva varias horas conmigo. Pienso, pienso, pienso… pero no sé si exista. Tal vez el haberme parado a las 9:40 tenga que ver con eso: a quien madruga, Dios lo ayuda… Hoy no madrugué y Dios no me ayuda… pero creo que esta vez no hace falta. Perdón.
Hay días así: me bajo del metro y veo que la nube negra sigue presente. Descubro que tengo ganas de correr porque no hay prisa. Y paso por las librerías de viejo que están afuera del metro y en el aparador de una de ellas se me salen los ojos, como aquella vez que me sofoqué: la edición de 1954 de Lilus Kikus, de Elena Poniatowska. La misma que editó Juan José Arreola y que dio origen a la colección Los Presentes. Nunca había estado tan cerca de ella y eso para mí es otra señal, pero esta otra señal es motivo, también, de otra entrada del huevlog, que luego me distraigo.
No hay días así: entro y le pregunto el precio del libro a la encargada. Me dice que es un libro caro porque es una edición especial. Yo me hago el occiso y le pregunto que por qué y que no sé qué. Me dice el precio y tengo que luchar por contener mi alegría. Tengo que refrenar mis ganas de bailar la danza de Snoopy. Pese a la negra nube decido pasar al interior de la librería… no sé, ya me dijeron años ha que no es bueno ser tan ambicioso, pero… dos o tres cosas de no mucho interés para mí, pero sí para algunas personas, entre ellas mi exalumno Julio César: por fin podré cumplir mi promesa, y a muy buen tiempo, luego de que se tituló este verano. En eso ando en lo que recibo llamada de Agustín: le digo que estoy muy contento, casi feliz, y que luego le cuento. Salgo de la librería con cinco libros en las manos y cuatro bolsas.
Hay días así: camino rápido a la casa, porque la nube sigue y su carga emotiva es tanta que se pone a sollozar: una lágrima por aquí, un lagrimón por allá. “No chille, nomás acuérdese”, es lo que le digo, y parece que me hace caso, porque me deja llegar a la casa sin mayor contratiempo, no sin antes haber comprado unas naranjas para unos cocktails que vi en días pasados. Llego a casa y reviso los libros que compré. Sigo maravillado con el de Lilus Kikus. Llega Agustín y le enseño la compra. Comparto mi alborozo con Alex Osnaya. Cree que el libro costó los miles y los jimiles, pero no. Gracias a que no adivinó el precio, me hice merecedor a un martini.
Hay días así: ya es noche y es noche de viernes. Luego de platicar y de escribir, como Le Mans, concluyo que es mejor dormir…

domingo, 10 de julio de 2011

De Sólo el Humo Permanece

¿En qué piensas, Mariana? ¿Hay alguna parte de tu cuerpo que nadie haya besado?

lunes, 4 de julio de 2011

Del [in]concluso Diario Rojo

...y, al final, del Diario Rojo sólo quedaron fragmentos en un bote de basura: reducirlo a cenizas habría sido darle una forma otra. Deshacerlo fue mejor. Una vez vuelto confeti, resultará menos pesado al Viento del Olvido...

viernes, 24 de junio de 2011

La noche de San Juan

Aunque pueda sonar a cliché o similares, mi interés por la lectura escapa a mis recuerdos más remotos (y vaya que los tengo: hay imágenes fijas que conservo como desde los dos años)… pero primero era pedir que alguien me leyera, ya luego me puse a leer yo solo y después empecé a escribir… así de simple y llano, pero ninguno de estos dos últimos conceptos va conmigo.
Pedir que alguien me leyera algo era la muerte: todo mundo estaba ocupado, quienes menos lo estaban eran mis padres o Nina, mi tía abuela (entre otras cosas)… y ahí era todo un show, porque los tres combinaban la literatura escrita con la literatura oral, así que ahí puede haber una posible explicación para mi gusto por estar hable y hable. Todos los demás, por angas o mangas se ponían que si andaban ocupados y que no sé cuánto… entonces decidí aprender a leer.
Fueron mis padres quienes me enseñaron a leer, principalmente mi padre, en uno de esos afortunados encuentros de dos necedades: él empeñado en que yo aprendiera a leer y yo con la fijación de aprender… mentiría si dijera cuánto tiempo nos llevamos en eso, pero fue muy breve y aprendí en las tiras cómicas de los domingos. Eso fue el principio…
Ya luego, leía casi todo lo que encontraba, pero eso no duró mucho, porque encontré una veta muy rica en casa de mis abuelos maternos: la colección de Cosmopolitan y Vanidades de mi tía Martha Doberman. Luego, no recuerdo cómo, pero llegué a uno de mis mayores placeres: la lectura de folletines tipo Lágrimas, Risas y Amor, Kalimán… cosas de ésas. Pero cuando mis padres se enteraron de las lecturas de su vástago, pusieron el grito en el cielo, se rasgaron las vestiduras y… tomaron cartas en el asunto.
De pronto, un día, llegaron unos señores con muchos libros: enciclopedias. La colección científica de Time Life, también la de la Naturaleza y… El nuevo tesoro de la juventud. Éste fue el acabóse, porque me gustó, sobre todo, la sección “Narraciones interesantes”: cuentos tradicionales europeos, donde las hadas, los duendes, los elfos, las ranas parlantes y los gatos con botas abundaban. Se trata de relatos muy bien escritos y harto atractivos para el público hacia el que estaban dirigidos. Las únicas condiciones para usar esos libros eran lavarse las manos y leerlos en la mesa del comedor o en la sala, sin que hubiera líquidos o alimentos de por medio.
Hubo relatos o situaciones que me marcaron mucho, y algo que creo era recurrente se refiere a la fecha en que se presentaban hechos mágicos: el día más largo de todo el año o la Noche de San Juan Bautista. Esta fecha habría de aparecer intermitentemente a lo largo de mi vida, ya fuera durante el periodo en que me interesaba lo esotérico, o en libros como El péndulo de Foucault. A la magia y el misterio de los relatos de El nuevo tesoro de la juventud se le agregaron cuestiones herméticas y tramas detectivescas.
Y desde entonces, la Noche de San Juan, el 24 de junio todo, me resulta un día harto agradable en el que trato de celebrar de manera especial el simple hecho de estar vivo. Antes eran lecturas muy significativas para mí o paseos silenciosos en compañía de alguien… poco a poco ha ido evolucionando y, por ejemplo, este año tuve la ocurrencia de ir juntando cuanta moneda de cinco pesos cayera en mis manos, desde el 1 de enero hasta el día de hoy. Junté más de lo que hubiera pensado: 1500 pesos que destiné para ir a cenar esta noche. Todo lo anterior y la compañía de uno de mis mejores amigos de toda la vida es un punto de celebración en el que convergen otros tantos: la querencia hacia el universo infantil, el afán del coleccionista, la valoración de la amistad (de la Amistad, debería escribir) y el placer de la comida y la bebida…
Buen provecho.
p.s.: además tengo que agregar que CELEBRO el hecho de que ciertos diagnósticos médicos hayan resultado, además de infundados, erróneos. y ahora sí, qué pokis la del doctor, en serio...

miércoles, 22 de junio de 2011

I just like the sound of it...

La historia va así esta vez: hace tiempo, cuando lo del otro huevlog, alguien me contactó por ahí, a raíz de que publiqué una lista de compra de libros, entre los que destacaba, si no recuerdo mal, una edición de Lilus Kikus (la segunda, según mi entender) y una de las tres que conozco, y que poseo, de El hombre de los hongos. Ese alguien manifestó su interés en hacerse de un juego de fotocopias de esta última obra y aunque entramos en contacto electrónico, la historia quedó ahí.
Nevertheless, habría dicho mi querida Carmen Marín, hace poco, en el gmail, en el chat, vi conectado a ese alguien y hablamos de la deuda pendiente e incluso apalabramos la posibilidad de encontrarnos para entregarle no un juego de copias, sino una edición, la segunda, del texto de Sergio Galindo. Por supuesto, ese encuentro no se ha concretado… y es que luego me doy cuenta que necesito un día de 30 horas, al menos, para hacer todo lo que quiero…
Un sábado saqué justamente ese ejemplar y no sé qué me dio de ponerme a leerlo antes de hacerlo llegar a su futuro dueño. No sé… fue algo raro, pues me di cuenta que había una línea de lectura a la que nunca le había puesto atención, coincidente con una conversación que un día antes había tenido con algunos compañeros del trabajo. Sincronicidad junguiana, sin duda alguna. Y me quedé en la Luna de Valencia no sólo ese sábado, sino el resto del tiempo que invertí en la toma de notas, y luego en tratar de justificar la elaboración de algo que, a todas luces, tiende a convertirse en algún articulillo.
Y recordé una frase de Francoise Sagan: “la razón de ser, absurda, ingenua, de todo texto, sea una novela o un ensayo, o hasta de una tesis, es siempre esa mano tendida, ese deseo desenfrenado de probar estúpidamente que hay algo que probar”, porque salió esa idea recurrente que luego hace que sólo escriba el 5% de lo que pienso y que sólo dé a conocer el 1.5% de eso que escribo: ¿y esto para qué sirve? ¿para qué darle a la sin hueso? Sin duda que lo que voy a escribir ya lo escribió alguien y de mejor manera... Sin enredarse tanto, porque si escribiendo me enredo, ya se sabe lo que sucede cuando hablo, y el día menos pensado me pasa lo que le Amaranta le dijo a Fernanda del Carpio que le sucedería algún día: confundir el recto con las sienes...
Sin embargo, esta vez me lancé al ruedo y vi que lo que tengo proyectado me sirve para darle orden a otra idea que ha andado dando vueltas en mi cabeza como un carrousel desde hace varios años… y eso mismo me llevó a que, una vez terminada la lectura de El hombre de los hongos, me conectara automáticamente con Los recuerdos del porvenir, de Elena Garro. Y aquí sí, habría dicho San Juan (de la Cruz): “entréme donde no supe”. Hoy [que ya es ayer] terminé mi enésima relectura de esa novela y tengo todavía el corazón estrujado y los ánimos por los suelos, si no es que un poco más abajo. Los recuerdos del porvenir es una obra maestra, pero hablar de esta relectura es otra historia…

martes, 21 de junio de 2011

De Sólo el Humo Permanece...

“¡Mariana, Mariana!”, gritó Ángel en la pastosidad del duermevela, mientras se percibía a sí mismo en medio de un círculo de luz tan blanca que inundaba todo su cuerpo, al punto de sacar de sí hasta el menor vestigio de oscuridad o sombras. Ahí estaban su abrigo y su latido, su agua y su sed, su libertad creadora y su prisión sin hora… “¡Mariana!”, insistió la voz de Morbo, para hallar como respuesta una repetición de soledad y de silencio.

lunes, 20 de junio de 2011

De Sólo el humo permanece

Como tuve oportunidad de comprobarlo luego, era la suya una espalda memorable: firme y suave, agridulce y tibia, brillante, sudorosa. Ninguna imperfección, ningún vestigio siquiera de las alas que, seguramente, tuvo hasta antes de su llegada a este mundo…
(Para JC, quien de alguna manera inspiró este pasaje)

jueves, 5 de mayo de 2011

Curiosidad amistosa...

Luego hay épocas así…
Ya Agustín había comenzado con ese tipo de preguntas: “¿Por qué no escribes [trabajos académicos, que conste]? ¿Por qué no publicas [trabajos académicos, que conste]?” Y yo, como es costumbre, apenas si pude balbucear un intento ya no de explicación, sino de justificación…
Luego le llegó el turno a Alejandro Higashi: “¿Qué? No piensas publicar tu tesis?” Y ahí sí, la pregunta salió contraproducente a favor mío, o quien sabe: “Bueno, lo he pensado, pero, como siempre, tengo dudas… a propósito… ¿por qué no te la llevas, la lees cuando tengas tiempo y la comentamos, como hacíamos antes, años atrás, lustros atrás…” [y ya me callé, porque ya son tantos años…]. Y que se lleva la tesis y que el otro día nos comunicamos y que me dice que ya hay que vernos pronto para comentarla… Eso me saco por dársela… ya me dio nervio…

Días después, con la visita de Paco Cobos, mientras caminábamos por la Condesa, primero, y ya luego sentados bebiendo algo refrescante salió con una variante de las dos preguntas anteriores: “¿Cómo va lo de Sólo el humo permanece?” Y yo, de haber estado en casa, habría contestado que iba a calentar más tortillas, porque sólo pude comentarle dos escenas de la novela y la dificultad que tengo para escribirlas, porque ese trío de tres personajes se me escabullen como casi le pasa a Françoise Sagan con aquello de Des bleus à l'âme

Anoche, en un chaleo por feisbuc, mi dilecto amigo Carlos Pacheco, de apellido, me pregunta que por qué no había publicado nada en los Delirios de Diva, y yo de «  eeeeerrrrrrr…  bla bla bla »

¿Por qué vienen a perturbar el lago tranquilo que soy yo ?

Ahora no sé por qué, pero a partir de esas preguntas impertinentes me puse a buscar notas acerca de la obra de mis mujeres, a pensar ante quienes dirigirme para proponer lo de la tesis, a hurgar en los muchos cuadernos donde pongo lo de la novela… y a tecletear esto mientras trato de jalar el ánimo para arriba, con una copa de Nebbiolo y la excitación que me da haber encontrado un libro que se antoja lindo (Modernism. The Lure of Heresy), mientras paso las últimas hojas de la novela de F. Sagan citada arriba, mientras pienso que quizás tengan razón y deba dedicarme más a la escritura, de lo que sea y mientras pienso que tal vez sí, que ahora sí pueden venir los tigres…

Voy a calentar más tortillas.


domingo, 24 de abril de 2011

chester (o "hay heridas que nunca cierran...)


La otra mañana, Vannia (mi hermano menor), nos sorprendió, a mi madre y a mí, con una noticia un tanto rara, sobre todo por la forma en la que la dijo: “Les aviso: tenemos un inquilino en casa”. A velocidad pensamiento pensé primero en “El huésped”, de Amparo Dávila y, luego, como que visualicé una imagen oscura que irradiaba temor y nerviosismo.
“¿Un inquilino?”, cuestionó mi madre. “Sí, dijo Vannia. Les cuento: ayer en la noche salí a la tienda y me encontré con un perrito que evidentemente andaba perdido. Está bonito, de color negro. Es un french poodle, como Susie, la que tenía Tía Lupe… Ya pensé en regalárselo a Eliot, que andaba con que quería un perro y bla bla bla…”
Buen pensamiento, sin duda, el de Vannia, pero de inmediato recordé la angustia vivida en el núcleo familiar cuando, en 2004, Bibi Piluskis se aventó un mes de vacaciones… De todos los perros habidos en casa, Bibi ha sido la única que se ha extraviado y fue un verdadero trauma. Se lo recordé a Vannia, junto con la sugerencia de que pusiera pósters, con foto incluida, donde dijera que lo había encontrado y tal y cual… pensando sobre todo en la angustia de los dueños.
Subí a donde se había quedado el perrito y sí, era una bolita peluda cuyos ojos le resultaban insuficientes para expresar su miedo, porque evidentemente estaba asustado… y hambriento, según nos lo hizo saber Vannia, porque le sirvió agua y croquetas y se fue sobre las croquetas. Le dejé la puerta abierta para que caminara y, si así lo quería, bajara a la casa… cosa que no hizo: se quedó ahí. Mientras tanto, Bibi Piluskis estaba de un neurótico…
Vannia tenía que hacer algunas compras en el centro y dijo que al volver a casa haría lo de los pósters; sin embargo, como a los 15 minutos de haberse ido, llamó para avisar que ya había anuncios buscando al perrito, que obedecía al nombre de Chester. Nos dio gusto la noticia y pensamos que qué bueno por el perrito y por sus dueños.
Sin embargo, el caso Chester nos dejó bastante emotivos, por aquello del viejo episodio de Bibi Piluskis y su mes de vacaciones, eufemismo con el que encubrimos la angustia que nos dio no saber de ella durante todo ese tiempo… Ya más tarde, luego de que Chester había sido devuelto a sus dueños, Bibi estaba muy molesta con Vannia: no le hacía caso y no dejaba que la tocara.
Hay heridas que nunca cierran…

miércoles, 13 de abril de 2011

bustos de á y a sepultando en pasaje antisísmico

"para qué andas con alguien que te da pena?"


-... sí, por eso a mí me dejó el difunto...
- ¡ay, cállate! él se lo pierde.
- se lo perdió, porque lo que fui yo, salí ganando..... mi libertad.

(gracias a a. fomperosa, sin cuya ayuda esto no hubiera sido posible, y a don dan din, por aquello de la sincronicidad)

domingo, 10 de abril de 2011

Del inconcluso Diario Rojo...

Es parte de una costumbre, de algún gusto o de algún trauma míos, dejar en blanco la primera hoja de un cuaderno. Quizás sea algo así como la justificación materna para guardar todo objeto habido y por haber: “no sabemos cuándo pueda ofrecerse”. O también puede ser algo como el chiste aquel de un niño pintor genial, que siempre dejaba en blanco la parte superior de los cuadros que pintaba. Una línea blanca que atravesaba sus cuadros de derecha a izquierda o viceversa. Eso motivó interpretaciones, críticas, análisis y similares. Nadie dio con una respuesta, ya fuera satisfactoria o  convincente. De pronto, un psicólogo le preguntó directamente  el porqué de esa línea y el niño contestó que la dejaba porque no alcanzaba a pintar "hasta allá".
Luego, una interrogante más, que tiene qué ver con “¿y qué voy a escribir aquí?”. Y se me ocurrió algo así como “sueños, recuerdos, pensamientos”, que es más o menos el título de un libro de Jung, mi psicoanalista predilecto. No sé qué tanto sepas de él. Ya ves que fue discípulo de Freud, pero se pelearon: a Jung le disgustaba el fin sexual de los análisis freudianos y propuso mejor lo del inconsciente colectivo y lo de los arquetipos, sobre todo en cuanto a arte se refiere. Y eso me gusta más y hace que vea con otros ojos… por poner un ejemplo, El beso, de Magritte: no es sólo una paloma hecha de estrellas. Es algo más. Tiene algo más que le da su carácter artístico y cuya respuesta, de existir, quizás nunca hallemos.
Porque hay preguntas sin respuesta. Y no hablo de preguntas retóricas como ¿Qué es la vida? O ¿Qué es la poesía? (Diría Bécquer: “Poesía eres tú” y si por “tú” habla de ti, le diré que sí). No, no son esas preguntas. Y la relación pregunta-respuesta sin respuesta (aparente), siempre termina llevándome a Rilke y sus Cartas a un joven poeta

miércoles, 6 de abril de 2011

haikai: joipoi

cayó del cielo
la luna. peces de luz
por todo el río…

no sé por qué este año me acordé de esto, que hace ya muchos años que…
el capítulo 2 de esta historia comienza un lunes, en que no había nadie en casa de mis padres, salvo juanita dobermansky, mi difunta y recordada abuela materna, quien al escuchar que el teléfono sonaba con insistencia, decidió contestarlo, tomar recado e… intentar transmitirlo horas más tarde: “llamaron buscando a varito… no, no dijeron para qué… bueno, sí: que un premio… no, tampoco dijeron de dónde… o sí, sí dijeron, pero… jejeje, ya no me acuerdo… jejeje”. esa noche nos quedamos con la intriga. sin embargo, cenamos y dormimos como habitualmente lo hacíamos…
el capítulo 1 de esta historia, se remonta meses atrás, algo así como un medio año: vi la convocatoria para un concurso de haikú, decidí ponerme a escribir algunos, someterlos a votación entre familiares, amistades y conocencias… y casi todos votaron por otro que hablaba de gallos y amaneceres. luego me dio pereza o miedo y decidí ya no enviar nada. oosteriormente volvió a salir la convocatoria y me dije: “por algo será…” y esa vez sí me fui a la oficina de correos, bendije el sobre y tan tan…
el capítulo 3 de esta historia se traslada, de ese lunes, al viernes de la misma semana, en que salí temprano, luego de la comida, de casa de mis padres, para ir al centro de Ese Lugar, vagar por ahí, comprar libros y discos, para después ir a una lectura de ernesto flores (el crítico jalisciense) y luego irme a cenar con él, juana meléndez, lupita córdoba, elisa carlos y quien se agregara. en el camino, antes de entrar a la lectura, compré el periódico en el que aparecerían los resultados del concurso. llegué a la real caja casi a punto de que comenzara la lectura, así que medio hojeé el periódico y me quedé como san francisco, como hugo (el niño-estatua de el libro de piedra), como el coyote del correcaminos cuando se le cae la quijada… el haikú había ganado el concurso y octavio paz había estado entre el jurado.
el capítulo 4 de esta historia interrumpe los planes para esa noche. tenía que acudir, corriendo, volando… como fuera, pero tenía que llegar a casa de mis padres a darles la noticia. y así lo hice. a todos nos encantó la noticia y, haciendo memoria, creo que ha sido uno de los momentos más lindos que haya compartido no sólo con mis padres, sino con toda la familia. ya todo lo que siguió de eso transformó mi vida, creo que de manera radical.
no sé por qué este año me acordé de esto, que hace ya muchos años que…

viernes, 1 de abril de 2011

samplearás a tu prójimo como a ti mismo...

a principios de los 80, miguel bosé hacía esto...


y varios años atrás, raphael, el ruiseñor de linares, había hecho esto otro...


nota:
en el primer video salen por ahí sasha (sokol) y paulina rubio...

diabetes mellitus

- Oye, seguro que deben extrañarte demasiado...
-¿Dónde?
-En el cielo, ¿dónde más?

sábado, 26 de marzo de 2011

Notas acerca de Nuestra Señora de los Brillitos

La historia se remonta a varios años atrás, cuando todavía estaba yo en Ese Lugar y daba clase ¡en secundaria! (todo lo que he vivido entre “eso” y mi ahora da para escribir páginas y más páginas que incluso Balzac y su Comedia Humana se quedarían cortos)…
Anécdotas de esa época hay varias y recuerdo dos principalmente: el caso de los hermanos casi gemelos y el altar del día de muertos. El primero, tuvo que ver con dos hermanos que cursaban el mismo grado y que eran bastante parecidos entre ellos… tanto que habrían podido pasar como gemelos. El curso en el que los conocí coincidió con la transmisión de La usurpadora, una infame versión de El hogar que yo robé (una telenovela muy buena, protagonizada por Angélica María). Ambas historias presentan el caso de una mujer tan rica como guapa como malvada, que encuentra a su doble, que es tan pobre como guapa como bondadosa. En fin…
Cierta mañana, volviendo del receso, llegó el menor de los dos hermanos… fúrico el escuincle… se acercó al escritorio y me dijo: “Oiga, profe: éste, ése y aquél me andan diciendo ‘la usurpadora’…”. Para bien o para mal, mi carcajada no lo dejó terminar de dar la queja, porque inmediatamente señaló: “¿Ve cómo es usted? Vengo a darle la queja y mejor se ríe junto con ellos. Mejor ya me voy a mi lugar…” Con el tiempo, hice una buena amistad con ellos dos y con los otros dos hermanos que iban en cursos superiores.
Lo del altar de muertos es otra historia y es el motivo principal de esta entrada…
Resulta que, llegada ya la celebración del día de muertos, la secundaria estaba siendo arreglada para el festejo. Ya se sabe: la construcción del altar con todos sus aditamentos: papel picado, comida, velas, agua, banderitas, calaveritas de azúcar, papel metálico… Quien se encargaba de organizar eso era el prefecto, un individuo de quien no quisiera acordarme, debido al maltrato físico y psicológico al que sometía a los estudiantes…
En esa ocasión se auxilió de dos niños a quienes llamaré Rafa y Daniel, y quienes eran la comidilla de la secundaria debido a su voz, sus gestos y su expresión corporal, que los convertían en “las loquitas” de la escuela. Rafa tendía a abusar de su papel organizacional en casi todas las festividades y sonsacaba a Daniel para que lo secundara.
Esa vez, con el pretexto del altar no se habían parado a clase en una semana, poco más o menos, y ya habíamos comenzado la sesión cuando se abrió la puerta y entraron los dos personajes… “Profe, dijo Rafa, venimos a hablar con usted, porque no vamos a entrar a clase…”. Lo primero que les dije fue: “¿Otra vez? Pero si eso ya no es novedad?” Rafa se sonrió y miró con picardía hacia el suelo: “Ay, profe, no se enoje. Es que… ya sabe, andamos preparando lo del altar… Es importante que conservemos nuestras tradiciones… y a nadie en el grupo le interesa participar, entonces, todo tenemos que hacerlo entre Daniel y yo… Y veníamos a pedirle permiso de faltar, porque tenemos que ir a comprar diamantina para poner en el altar… Es lo único que falta, pero la diamantina es muy, muy, muy importante, porque el altar debe tener muchos, muchos, muchos brillitos… para que la virgen esté contenta”.
“¿De qué virgen me habla éste?”, fue lo primero que pensé, y así se lo hice saber. Rafa no tenía ni idea de qué virgen se trataba… y no lo culpo: con eso de que luego hay tantas… Pero aún así insistí: “¿De qué virgen se trata? ¿Cómo no lo vas a saber?” Y Rafa sonreía turbado, mirando pícaramente hacia todos lados: “Es que no, profe, en serio que no… no sé cómo se llama la virgen…” Yo lo miraba como Scully a Mulder cuando éste dice algo inconveniente. De pronto, se me ocurrió preguntarle si no se trataría de Nuestra Señora de los Brillitos… Rafa se rió y preguntó incrédulamente: “Ay, profe, me está vacilando… ¿en serio existe esa virgen?”
“¿Cómo sería, de existir, esa virgen?”, pensé para mis adentros. A Rafa le dije que sí, que era una vergüenza que no la conociera y que para poder subir su ya baja calificación en el parcial, debida a sus continuas inasistencias, muy bien podría investigar al respecto…
Claro que nunca investigó y el altar de ese año parecía algo así como una especie de disco de la época disco y creo que sólo le faltó peluche y una bola de cristal para tener el cuadro completo. La virgen de la que hablaba Rafa era la Virgen de los Dolores, cuya inclusión no me pareció muy afortunada… Pensé que en lugar de ella hubiera quedado mejor Nuestra Señora de los Brillitos… “¿Cómo sería, de existir, esa virgen?”, seguía yo preguntándome…

miércoles, 23 de marzo de 2011

bustos de á y a comentando en paisaje mantratísico

-- y hablamos como si el tiempo no hubiera transcurrido...
-- las raíces de tus dientes parecen indicar lo contrario.

martes, 22 de marzo de 2011

samplearás a tu prójimo como a ti misma...



y años después, sasha (sokol) samplearía éstas y algunas cosas más de miguel bosé...


jueves, 17 de marzo de 2011

muy al estilo de bustos de á y A...

--hello, kitty… el tráfico está del nabette
--onde andasss? te espero? muerooo de hambreeeee!!!!!
--podrías aguantar tipo hh:mm:ss? porque al paso que vamos… sabes? toy triste… ya no habrá más saludos de you know who
--hahahahaha!!! qué mamón eres, me cae… puuuuraaaa…
--no te importan mis sentimientos… ya casi llego
--voy a ir pidiendo, va? qué quieres? baguette de tres quesos?
--oki… sí… es bueno que al menos mi estómago sí te importe….. gracias
--amaneciste igual de insoportable que you know who… ahora veo por qué se dejaron
(gracias a mi cara amiga laura isabel flores rojas, sin cuya participación, esta entrada no habría sido posible)

martes, 1 de marzo de 2011

Sueño de Ciervo Azul (Non Toxic vs. Alv Warhol Remix)

esta noche es muy distinta a otras en la isla de yabbar. la luna de jade flota en el cielo y también se le ve en la playa donde  las estrellas dudan entre irse y quedarse: parpadean. agonistas y protagonistas, cada uno de los seres de ese escenario entona una melodía particular.
las verdes cobras de luz que fluyen de la luna, se derraman sobre un bosque turquesa y producen un efecto de vida paralela: todo parece imitar el ritmo del riachuelo mientras unas hojas, distraídas, parecen surgir del aire... que llega junto con la invitación al sueño.
quien primero la acepta es el último ciervo azul: va y se cobija bajo un árbol de plata: es ahí donde siempre le gusta soñar. al dejarse caer, levanta un tenue vapor tornasolado. lame sus patas, repasa los alrededores y fija en su memoria el perfil del escenario, mientras sus ojos se impregnan de luz de luna. tan hondo resulta su mirar que parece hundirse en todo cuanto mira.

 mucho antes de cerrar los ojos, se ha quedado dormido. la línea de la realidad se desvanece y se confunde con la de su mundo interno. no distingue si las imágenes que contempla fluyen de su tímido corazón de ciervo, o si llegan del muelle exterior... una antigua escena apresada en el tiempo... ¿quién es el hombre que se halla a su lado? junto a él se siente protegido. ese hombre lo mira y le sonríe. la sonrisa subraya una soledad resignada y milenaria que el hombre expresa en su mirar. esa soledad es tan intensa que instaura otra forma de enlazarse al mundo, pues parece atravesar las cosas, en busca, tal vez, de un sueño fugitivo que duda entre ser memoria o profecía. nadie sabe quién llegó primero, si el ciervo azul o el hombre de agualuz. en un tiempo sin cuenta, los dos se funden en la historia y escapan a la corrosión de los granos de arena del olvido, que borran hasta el reflejo de un eco o el vislumbre de un aroma.

lapizlázuli, la geografía de ese hombre contrasta con el ébano que, en forma de hilos, más delgados que un suspiro, brota de su cabeza. también destaca el contraste entre su piel y la obsidiana que se aloja en los simétricos pozos de luz y soledad que son sus ojos. su nombre no aparece en las crónicas de yabbar ni tampoco en la historia azul. sin embargo, aparece diariamente, con una estudiada regularidad. algunas veces entona musita algo que nadie ha podido descifrar y en lo que se advierte historias de nostalgia y libertad. también, alguna vez, las lágrimas fluyen, caen: tienen sabor a miel, según atestiguan quienes luego, al amanecer, van hacia el árbol buscando algún signo que los haga comprender el origen del hombre y de su triste transitar...
menciona la voz profana que ese hombre no es sino una estatua proveniente del templo de luz lunar y que por una conjunción de estrellas y cometas, llegó a la vida sin más. así lo indica su efigie, cincelada por ultraterrenas manos y aunque es un ser que hipnotiza, nadie se acerca a él: su soledad es la franja que nadie ha podido cruzar.
pero esta noche es distinta: su pelo parece azul y él mira la luna de jade, las verdes hojas... al ciervo azul. algo se cruza entre el ciervo y él. ¿de dónde ha surgido? ¿es una de las aves de yabbar? ¿es un ángel de luz? unas alas cubren al hombre, mientras el ciervo se concreta a mirar. de manera imperceptible, los tres parecen fundirse en un único y solo ser. la imagen del hombre habrá de quedar registrada en las crónicas de yabbar...

sin saber por qué, el hombre de agualuz se tensa y parece estar dispuesto a volver a su probable origen de piedra. a la soledad y la nostalgia en su rostro habrá que agregar sabiduría y un brillo fugaz de dicha azul en sus hondos y oscuros ojos. algo lucha por surgir desde la esencia misma del hombre, quien mientras alza sus brazos algo intenta decir.
un rictus oscila entre amor y dolor. el aire de la isla de yabbar se ve inundado por una nueva canción, mientras del centro del hombre emerge, potente, estrellada, una cobra, azul como él. una cobra con aparente vida propia, reflejada en un lento ondular. las miradas del hombre y del ciervo se cruzan, dando origen a un hilo de luz que asciende hasta la luna de jade.
dos lágrimas ruedan por el rostro del hombre de azul agualuz, justo cuando la cobra profiere gotas de crema estelar, que absorbe el suelo de ese lugar.
imperceptiblemente, el ciervo y el hombre se transforman en humo azulado que bebe el amanecer.

"sueño de ciervo azul". redacción original: verano de 1996. la "revisión líquida" de este relato fue publicada en 1997, en la revista alfa, enero-junio de 1997, pp. 18-21. forma parte de una serie de relatos, entre los cuales se encuentran "luna lix" y "hombre alado". la versión actual ha sido remezclada en diversos tiempos y lugares de la ciudad de méxico, entre diciembre de 2010 y febrero de 2011.

lunes, 21 de febrero de 2011

Es un complot

Basta con que diga “Quiero llegar a dormir a la casa”, para que algo suceda en el camino, o ya estando ahí, que impida pueda siquiera acostarme… y eso es sólo un ejemplo entre muchos otros que pudiera dar: lo que pienso y lo que pasa nunca ocurren igual… rara vez, por no decir nunca, convergen. Algo pasa entre el mundo y yo que, seguro, seguro, hay por ahí un complot en mi contra.
Pensaba en todo esto cuando hace días me dije “álvaro, estás con eso del huevlog desde el año pasado y dijiste que en mayo sería. y ahora sí, como canta Carlos Berlanga en ‘El tiempo gana’: ‘cambia la estación, tú, en cambio, nada. desesperación: el tiempo gana’. Habría dicho mi difunta abuela ‘¡Bueno, pero… ¿qué contiene?’ Está bien que seas desidioso pero, diría tu madre ‘Está bueno ser cochinos, pero no trompudos’ [Relación refranes-las tres mujeres de infancia. Tema a redactar luego]… álvaro, ¿cuándo diablos vas a ponerte con eso del huevlog?”
Y pensé que era un buen momento el que elegí, no sólo por la tranquilidad que rebosa mi vida la mayor parte del tiempo, sino porque, ingenuamente, pensé que habría tiempo de sobra para tener incluso entradas de reserva… y nada de nada en el mar de mi imaginación: que si los exámenes, que si lo de Carmen Aristegui, que si chatear con Vannia, que si irme de viaje con Agustín, que si salir de antro o que si ir al cine y luego a visitar a Miguel o que si planear lo del taller de lectura en el Tec, que si el disco nuevo de Radiohead… Total, que el tiempo se ha ido “en títeres y maromas” (nuevamente, volvería a decir mi madre) y los delirios de diva, en el sopor de la desidia, entre el tedio y las ocupaciones…
Trataré de enmendarme aunque, sí, creo que hay un complot en mi contra, sobre todo cuando de escribir se trata: la vida conspira en contra mía e impide que me ejercite, como Dios manda, en esto de la escritura. Creo que por eso somos tan malos… mis escritos y yo..…

sábado, 5 de febrero de 2011

another diamond...

Nada, que estaba por pagar y mi sentido arácnido empezó a darme lata...
y ahí estaba, con la discreción de un advenimiento... y justo hoy...
¡Ah... mi libro!

martes, 1 de febrero de 2011

bustos de á y a di-vagando en paisaje metasísmico

-- ¡Olvidé limarme las uñas...!
-- ¿Importa eso cuando no tienes a quien arañar?

lunes, 31 de enero de 2011

Parturient montes

Esto que ahora lees debió haber sido presentado por ahí de mayo de 2010… pero la desidia fue postergando la escritura… y de no haber sido por una conversación de fin de semana, seguro que habría pasado más tiempo antes de que dijéramos “enough is enough (no more tears)” y Non Toxic me empujara a escribir… literalmente… y es que luego soy TAN desidioso… que si no me veo obligado por equis o ye situación, nada más no hago nada: que si un club de lectura en el Tec, de no ser por el entusiasmo de Marifer y Miguel José, sigo papaloteando al respecto; que si la presentación de los textos literarios para la tesis de mi amigo Estambritos, mejor voy a Toluca y me siento a platicar con él frente a una grabadora y que ponga lo que más le plazca; que si las fotos en colaboración con mi hermano Vannia, de conversaciones de chat no pasarían; que si el reinicio de mi actividad huevloguera, ahí sigo y eso que...
Hagamos historia: pese a haber levantado una encuesta (hará algo así como un año) entre varias de mis amistades para ver cómo le iba a poner a este nuevo proyecto, al final me quedé sin ninguna de las propuestas que se barajaron. Delirios de Diva InmortalDelirios de Diva Inmoral… al final me puse huidobriano y decidí eliminar cualquier adjetivo y que quedara nada más como Delirios de Diva. Total, cuando tenga dinero, mucho, así habrá de llamarse el disco que le produciré a mi amigo Santi Rex, de Niños del Brasil, con quien ya platiqué lo de algunas canciones que irían, e incluso la foto de la portada…
[causalidad? al momento de sobre-escribir esto interrumpo la redacción, porque suena en las bocinas del ipod de Agustín el “How High?”, de Madonna, una de mis canciones favoritas de ella. Quizás luego explique por qué]
En fin, que me quebraba la cabeza con las típicas preguntas que luego me asaltan al momento de escribir hasta un mensaje en el msn o un sms… ¿para qué hacerme bolas? Direlo con Carlos Berlanga: “Cuándo, para qué, cómo y con quién?” Hoy, No sé, Escribiendo, Con Mí Mismo, para empezar, que ya luego será otro rollo, asegún se verá en las entradas que sigan.
To the batmovil… Let’s go!!!