apoltrónate

éste es un blog de buena fe: no busco ningún fin trascendental, sino algo privado y familiar. tampoco me propongo prestar ningún servicio ni trabajo para mi gloria: mis fuerzas no realizarían tal deseo. lo dedico a mi gente (en la sangre y en el afecto) para que pueda encontrar aquí rasgos de mi condición y humor. quiero mostrarme en mi manera de ser, porque soy yo mismo a quien pinto. mis defectos, mis imperfecciones y mi manera de ser se reflejarán aquí de la cabeza a los pies, del cerebro al corazón. si resultara válido, me habría pintado de cuerpo entero y completamente desnudo, pero para eso hay otros lugares. sépase que soy el contenido de mi blog, sin que esto sea válida razón para que emplees tu vagar en un asunto tan frívolo y tan baladí.

martes, 1 de marzo de 2011

Sueño de Ciervo Azul (Non Toxic vs. Alv Warhol Remix)

esta noche es muy distinta a otras en la isla de yabbar. la luna de jade flota en el cielo y también se le ve en la playa donde  las estrellas dudan entre irse y quedarse: parpadean. agonistas y protagonistas, cada uno de los seres de ese escenario entona una melodía particular.
las verdes cobras de luz que fluyen de la luna, se derraman sobre un bosque turquesa y producen un efecto de vida paralela: todo parece imitar el ritmo del riachuelo mientras unas hojas, distraídas, parecen surgir del aire... que llega junto con la invitación al sueño.
quien primero la acepta es el último ciervo azul: va y se cobija bajo un árbol de plata: es ahí donde siempre le gusta soñar. al dejarse caer, levanta un tenue vapor tornasolado. lame sus patas, repasa los alrededores y fija en su memoria el perfil del escenario, mientras sus ojos se impregnan de luz de luna. tan hondo resulta su mirar que parece hundirse en todo cuanto mira.

 mucho antes de cerrar los ojos, se ha quedado dormido. la línea de la realidad se desvanece y se confunde con la de su mundo interno. no distingue si las imágenes que contempla fluyen de su tímido corazón de ciervo, o si llegan del muelle exterior... una antigua escena apresada en el tiempo... ¿quién es el hombre que se halla a su lado? junto a él se siente protegido. ese hombre lo mira y le sonríe. la sonrisa subraya una soledad resignada y milenaria que el hombre expresa en su mirar. esa soledad es tan intensa que instaura otra forma de enlazarse al mundo, pues parece atravesar las cosas, en busca, tal vez, de un sueño fugitivo que duda entre ser memoria o profecía. nadie sabe quién llegó primero, si el ciervo azul o el hombre de agualuz. en un tiempo sin cuenta, los dos se funden en la historia y escapan a la corrosión de los granos de arena del olvido, que borran hasta el reflejo de un eco o el vislumbre de un aroma.

lapizlázuli, la geografía de ese hombre contrasta con el ébano que, en forma de hilos, más delgados que un suspiro, brota de su cabeza. también destaca el contraste entre su piel y la obsidiana que se aloja en los simétricos pozos de luz y soledad que son sus ojos. su nombre no aparece en las crónicas de yabbar ni tampoco en la historia azul. sin embargo, aparece diariamente, con una estudiada regularidad. algunas veces entona musita algo que nadie ha podido descifrar y en lo que se advierte historias de nostalgia y libertad. también, alguna vez, las lágrimas fluyen, caen: tienen sabor a miel, según atestiguan quienes luego, al amanecer, van hacia el árbol buscando algún signo que los haga comprender el origen del hombre y de su triste transitar...
menciona la voz profana que ese hombre no es sino una estatua proveniente del templo de luz lunar y que por una conjunción de estrellas y cometas, llegó a la vida sin más. así lo indica su efigie, cincelada por ultraterrenas manos y aunque es un ser que hipnotiza, nadie se acerca a él: su soledad es la franja que nadie ha podido cruzar.
pero esta noche es distinta: su pelo parece azul y él mira la luna de jade, las verdes hojas... al ciervo azul. algo se cruza entre el ciervo y él. ¿de dónde ha surgido? ¿es una de las aves de yabbar? ¿es un ángel de luz? unas alas cubren al hombre, mientras el ciervo se concreta a mirar. de manera imperceptible, los tres parecen fundirse en un único y solo ser. la imagen del hombre habrá de quedar registrada en las crónicas de yabbar...

sin saber por qué, el hombre de agualuz se tensa y parece estar dispuesto a volver a su probable origen de piedra. a la soledad y la nostalgia en su rostro habrá que agregar sabiduría y un brillo fugaz de dicha azul en sus hondos y oscuros ojos. algo lucha por surgir desde la esencia misma del hombre, quien mientras alza sus brazos algo intenta decir.
un rictus oscila entre amor y dolor. el aire de la isla de yabbar se ve inundado por una nueva canción, mientras del centro del hombre emerge, potente, estrellada, una cobra, azul como él. una cobra con aparente vida propia, reflejada en un lento ondular. las miradas del hombre y del ciervo se cruzan, dando origen a un hilo de luz que asciende hasta la luna de jade.
dos lágrimas ruedan por el rostro del hombre de azul agualuz, justo cuando la cobra profiere gotas de crema estelar, que absorbe el suelo de ese lugar.
imperceptiblemente, el ciervo y el hombre se transforman en humo azulado que bebe el amanecer.

"sueño de ciervo azul". redacción original: verano de 1996. la "revisión líquida" de este relato fue publicada en 1997, en la revista alfa, enero-junio de 1997, pp. 18-21. forma parte de una serie de relatos, entre los cuales se encuentran "luna lix" y "hombre alado". la versión actual ha sido remezclada en diversos tiempos y lugares de la ciudad de méxico, entre diciembre de 2010 y febrero de 2011.

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