apoltrónate

éste es un blog de buena fe: no busco ningún fin trascendental, sino algo privado y familiar. tampoco me propongo prestar ningún servicio ni trabajo para mi gloria: mis fuerzas no realizarían tal deseo. lo dedico a mi gente (en la sangre y en el afecto) para que pueda encontrar aquí rasgos de mi condición y humor. quiero mostrarme en mi manera de ser, porque soy yo mismo a quien pinto. mis defectos, mis imperfecciones y mi manera de ser se reflejarán aquí de la cabeza a los pies, del cerebro al corazón. si resultara válido, me habría pintado de cuerpo entero y completamente desnudo, pero para eso hay otros lugares. sépase que soy el contenido de mi blog, sin que esto sea válida razón para que emplees tu vagar en un asunto tan frívolo y tan baladí.

domingo, 24 de abril de 2011

chester (o "hay heridas que nunca cierran...)


La otra mañana, Vannia (mi hermano menor), nos sorprendió, a mi madre y a mí, con una noticia un tanto rara, sobre todo por la forma en la que la dijo: “Les aviso: tenemos un inquilino en casa”. A velocidad pensamiento pensé primero en “El huésped”, de Amparo Dávila y, luego, como que visualicé una imagen oscura que irradiaba temor y nerviosismo.
“¿Un inquilino?”, cuestionó mi madre. “Sí, dijo Vannia. Les cuento: ayer en la noche salí a la tienda y me encontré con un perrito que evidentemente andaba perdido. Está bonito, de color negro. Es un french poodle, como Susie, la que tenía Tía Lupe… Ya pensé en regalárselo a Eliot, que andaba con que quería un perro y bla bla bla…”
Buen pensamiento, sin duda, el de Vannia, pero de inmediato recordé la angustia vivida en el núcleo familiar cuando, en 2004, Bibi Piluskis se aventó un mes de vacaciones… De todos los perros habidos en casa, Bibi ha sido la única que se ha extraviado y fue un verdadero trauma. Se lo recordé a Vannia, junto con la sugerencia de que pusiera pósters, con foto incluida, donde dijera que lo había encontrado y tal y cual… pensando sobre todo en la angustia de los dueños.
Subí a donde se había quedado el perrito y sí, era una bolita peluda cuyos ojos le resultaban insuficientes para expresar su miedo, porque evidentemente estaba asustado… y hambriento, según nos lo hizo saber Vannia, porque le sirvió agua y croquetas y se fue sobre las croquetas. Le dejé la puerta abierta para que caminara y, si así lo quería, bajara a la casa… cosa que no hizo: se quedó ahí. Mientras tanto, Bibi Piluskis estaba de un neurótico…
Vannia tenía que hacer algunas compras en el centro y dijo que al volver a casa haría lo de los pósters; sin embargo, como a los 15 minutos de haberse ido, llamó para avisar que ya había anuncios buscando al perrito, que obedecía al nombre de Chester. Nos dio gusto la noticia y pensamos que qué bueno por el perrito y por sus dueños.
Sin embargo, el caso Chester nos dejó bastante emotivos, por aquello del viejo episodio de Bibi Piluskis y su mes de vacaciones, eufemismo con el que encubrimos la angustia que nos dio no saber de ella durante todo ese tiempo… Ya más tarde, luego de que Chester había sido devuelto a sus dueños, Bibi estaba muy molesta con Vannia: no le hacía caso y no dejaba que la tocara.
Hay heridas que nunca cierran…

1 comentario:

  1. Chester, suspiraba y cantaba así a su pequeño dueño:
    "Por la forma en que tu juegas con mi cuerpo al despertar
    Por él frió que se siente en cada esquina cuando tu no estas
    Por las cosas que tu haces para mi aunque puedan salir mal...Mmmmm"

    Bienvenido a tu casa Chester...

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